La excavación de la cueva de Abauntz, en Arraitz (valle de Ulzama, navarra), ha sacado a la luz el mapa más antiguo de Europa. Un bloque grabado hace unos 13.000 años muestra que, además de su posible valor simbólico, parece reflejar de manera esquemática y con bastante exactitud el paisaje del entorno de la cueva y sus recursos naturales.
La revisión de varios bloques de caliza grabados, recuperados en los años noventa en la excavación de la cueva de Abauntz, ha permito identificar un posible mapa de 13.660 años de antigüedad. Sería el más antiguo conocido en Europa occidental.
La cueva de Abauntz
La cavidad (ubicada en Arraitz, valle de Ulzama, Navarra) fue excavada a lo largo de varias décadas por un equipo de la Universidad de Zaragoza. Los resultados muestran varias fases de habitación de la cueva en el Pal. Medio y Pal. Superior; una intensa fase sepulcral en el Calcolítico; y algunas evidencias de visitas puntales en época romana.
La ocupación magdaleniense de la cueva y los bloques grabados
El bloque del mapa, de unos veinte cm de largo y que ronda el Kg. de peso, fue recuperado entre 1993 y 1994, con otros dos bloques grabados, en un nivel datado por C14 hace unos 13,660 años aproximadamente, del Magdaleniense Final.
Los bloques (grabados, o pintados) fueron localizados en las proximidades de uno de los tres hogares de este nivel magdaleniense. Junto al hogar, situado en el centro de la zona de ocupación de la segunda sala de la cavidad, se recuperó, además de los bloques, un conjunto de útiles de industria ósea (espátulas, azagayas y varillas), y algunos útiles líticos (láminas con huellas de uso, buriles)
El mapa de Abauntz
El bloque con el mapa fue grabado a buril.
Entre lo representado, la arqueóloga Pilar Utrilla y su equipo (que excavaron la cueva en los años noventa) han identificado la montaña de San Gregorio, situada frente a la cueva; así como el río y sus meandros, sus afluentes, los vados; el llano con sus zonas de encharcamiento, posibles caminos; y animales que vivían en ese lugar (dónde localizar, cabras, bóvidos y ciervos).
Sólo parece haber otro precedente, centrouropeo: dos huesos grabados de un yacimiento de Moravia (Chekia), algo más antiguos que los de Abauntz.