Ubicación
El abrigo de Aizpea está situado en un frente calizo orientado hacia el S/SE, muy cerca de la localidad de Arive, en el valle pirenaico de Aézcoa, a 699 msnm, en la orilla derecha del río Irati. En dicho frente, a mayor altura y próximas al abrigo, se abren dos cavidades con escasas evidencias arqueológicas: la cueva de Aldasatxea o de Arive (en los sondeos sólo se localizaron escaso restos cerámicos) y el covacho de Aizpea (algunos restos óseos humanos dispersos en superficie).
El abrigo se sitúa a 30 m de distancia y sólo unos 10 m por encima del curso actual del río Irati. Todo parece indicar que el abrigo careció de visera natural, y que la protección que ofrecía se complementó con alguna estructura (tienda, cabaña)
Buena parte del yacimiento fue destruido en la construcción de una carretera en los años 30 del s. XX . Lo conservado tenía una potencia de entre 160 y 220 cm.
Territorio, modos de vida, aprovechamiento del medio y conexiones con otras comunidades
Aizpea muestra un cambio de dinámica en los modos de vida de las comunidades de cazadores-recolectores, previas al gran cambio del Neolítico. Como en otras zonas , convive la conexión a media-larga distancia identificada en las similitudes tecnomorfo-tipológicas entre objetos distantes, y el uso de materia prima (sílex, conchas) de procedencia lejana o muy lejana (sílex de la franja costera atlántica francesa, de Urbasa, y del Valle del Ebro; conchas de Collumbella rustica del Mediterráneo), con la tendencia a la sedentarización, marcada sobre todo en el Mesolítico, facilitada por un clima más suave y una biodiversidad rica que ofrece una necesidad menor de desplazamiento para obtener recursos en el contexto boscoso.
En un radio de 5 km podían encontrar una gran variedad de recursos. Su territorio interactúa con el territorio de la cueva de Zatoya, situado a 10 km al E. Ambos parecen relacionados, según Tarriño, con la cantera de sílex de Artxilondo ubicada 12 km río arriba, origen del 99% del sílex utilizado.
En los distintos nichos ecológicos del entorno encontraban toda la variedad de animales recuperados en la excavación: ciervo (claramente el más frecuente), corzo, jabalí, cabra montesa, uro, sarrio). Las piezas cazadas eran traídas enteras y despiezadas (hay marcas de corte de despiece). Pescaban truchas y barbos de ríos cercanos (se han recuperado anzuelos biapuntados), y salmón de los ríos de la vertiente atlántica navarra situados 15 km al N del abrigo. Cazaban aves como las anátidas y ardeidas. También recolectaban frutos del bosque (avellanas, serbales, y manzanas silvestres).
En el contexto climático de la transición entre el final del Boreal y la primera mitad del Atlántico, como muestran los datos de la excavación (fauna, restos de carbón de los fuegos localizados, etc.), los sucesivos habitantes del abrigo vivieron en un clima inicialmente más frío (pino), que deriva a uno más templado de clima caducifolio, (robles, hayedo, etc.) para llegar a un contexto de relativa disminución del arbolado y predominio del monte bajo (y presencia marcada de especies como espino, endrino, boj).
Todos los datos apuntan, para la investigación, al uso del abrigo por las comunidades mesolíticas durante buena parte del año, pero fuera quizás del periodo invernal.
La abundancia de restos de talla (a pesar del grado de destrucción del yacimiento 14.000 restos de talla), los 540 útiles retocados (la mitad de ellos microlitos), los cantos rodados con huellas de uso, parecen mostrar una intensa actividad de talla. Los fragmentos de huesos distales de uro pueden ser indicio de la producción de pieles y cueros para las necesidades del grupo.
A ello se añaden los elementos de adorno (dientes perforados, conchas de Collumbella), los útiles de hueso (punzones, espátulas, anzuelos, azagayas). Restos de limonita y oligisto sugieren el uso de colorantes.
Los restos materiales, los datos estratigráficos, las dataciones obtenidas, etc., indican tres horizontes de ocupación:
- Aizpea I (7790+/-70 hasta 7160+/-70 BP), fase antigua del Mesolítico geométrico;
- Aizpea II (hacia el 6830 BP en su parte central), fase avanzada del Mesolítico geométrico (incluye un enterramiento);
- Aizpea III (hacia el 6370 BP en su parte inferior), regresión de los geométricos, y aparición del Neolítico;
Enterramiento
En la excavación del horizonte de Aizpea II se localizó un enterramiento de una mujer de unos treinta años, con una fecha de 6600+/-50 (GrA-779).
Su esqueleto indica una anatomía grácil, pero las acusadas inserciones musculares muestran una fuerte actividad física. Su altura es similar a la de las mujeres del Mesolítico Occidental.
Vivió en un medio de media montaña, agreste y accidentado, lo que explicaría los cambios degenerativos de algunas partes de su anatomía (por uso reiterado de articulación escápulo humeral y coxo-femoral). Era diestra. Hay indicios de una flexión reiterada del codo derecho.
Su mandíbula muestra discretos rebordes artrósicos en cóndilos mandibulares. Tal vez pueda relacionarse esto con el elevado número de caries y su ubicación, todo lo cual indicaría el elevado consumo regular de alimentos ricos en carbohidratos susceptibles de adherirse a los dientes, en una dieta de clara predominancia vegetariana.
En cuanto al ritual funerario, fue enterrada en posición flexionada, tumbada sobre el lado derecho y con la cabeza orientada al SW y los pies al NE, en una fosa simple paralela y cercana a la pared del fondo del abrigo. Carece de ajuar. Es posible que, tras rellenar la fosa con tierra, sellaran el enterramiento con bloques de piedra.
A pesar de la diferencia cronológica, el entorno ecológico y modos de vida explicarían las similitudes con los rasgos anatómicos del esqueleto localizado en el otro enterramiento prehistórico de la zona, ubicado en un valle vecino a 15 km siguiendo el relieve: un individuo varón que vivió hace aprox. 11.700 BP descubierto en la cueva de Loizu.
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